En una reseña aparecida en un vespertino sobre unas declaraciones ofrecidas por el presidente de la Alianza Dominicana Contra la Corrupción (Adocco) , Julio de la Rosa Tiburcio, en torno al intento de los senadores de autoamentarse el sueldo, aparecen estas repetidas ambivalencias en el tratamiento de sustantivos comunes:
“Advertimos a los Senadores que…”. “La advertencia … extendida también a los diputados y síndicos…”. Adocco también estará vigilante “para salir al frente ante cualquier intento de aumento de salarios por parte de Senadores, Diputados, Síndicos y Regidores”. “La excusa de los Senadores es la de igualar los sueldos…”. Consideró que “es la oportunidad de que los Senadores…”. También critica la entidad el fondo social que asignados a los congresistas “que el pueblo bautizó genialmente como Barrillito…, mediante el cual el Senador recibe…”.
Huelga aclarar que para los sustantivos comunes no se deben escriben sus iniciales con mayúsculas. Pero en este caso el periodista procedió tanto con un estilo como con el otro. Todo un sancocho lingüístico. Lo increíble es que se trata de un reconocido periodista.
Significación en el tintero
En otra reseña sobre la construcción de un parque industrial en la ciudad de Santiago, leemos:
“El profesor José Augusto Izquierdo, director de Proindustria, dijo que la 2 edificación esta ubica en la carretera La Canela, sector El flumen, en un áreas de 24 mil 27 metros cuadrados…”.
Si este otro reportero de Santiago del vespertino quiso significar que la `segunda`edificación está ubicada en equis lugar, no podía valerse de una cifra como lo hizo (en suposición), sino especificando como lo estamos describiendo. Si por el contrario quiso decir que serían dos las edificaciones, tenía cuando menos que pluralizar el artículo antes del número, pero además, concordar con “edificaciones están ubicadas en…”.
Cuando se refiere al terreno donde se levantarían las construcciones dice “…en un áreas de…”. Lo correcta es “en una área de..”. Porque singulariza el adjetivo cardinal `un`,
masculino, y entonces pluraliza el sustantivo femenino`área`.
No estaban todos los que son
La gente de la cerveza Presidente merece felicitaciones por haber reanudado su ya acreditado festival internacional de la farándula, el cual llevaba varios años apagado como una especie de protesta por los impuestos que el Gobierno Dominicano decretara sobre las bebidas alcohólicas.
Una vez mas el espectáculo de tres noches puso a brillar a la República Dominicana en el firmamento de América Latina, como país de punta en lo concerniente a la música popular; cosa que estimula el turismo y la inversión foránea.
Pero no podemos dejar de ver que esta vez la Presidente no presentó a las grandes luminarias de la farándula internacional como en otras ocasiones, salvo unos cuantos, entre los que se podían contar a Juanes, Gilberto Santa Rosa y Juan Luís Guerra. Incluso de entre los 18 artistas que participaron durante esos tres días de agosto, solamente hubo una sola mujer, que fue Millie Quezada. Y con excepción de Juanes y Luís Enriquez, las demás figuras eran del patio y del traspatio: Dominicana y Puerto Rico. Con todo, nuestras sinceras felicitaciones a Rafael Minicucci, presidente de la Presidente, y a los otros ejecutivos de la empresa.
Motes que matan
Los artistas proyectan sus nombres con motes para resaltar una cualidad particular, un estilo, una condición, etc. A veces son ellos mismos y sus entornos inmediatos que promocionan sus figuras con sobrenombres para destacarse en el público; otras veces es éste último que los bautiza con un apodo ante la impresión que le produce su perfil.
Empero una cosa aparentemente trivial juega un papel importante en la imagen del artista. Por ej., Frank Sinatra era conocido como “La Voz”, por la excepcional belleza del timbre de la misma. Luís Miguel es llamado “El sol de México”, por la representación que ocupa para el país azteca. Marcos Antonio Muñíz es nombrado “El lujo de México”, por su vasta popularidad internacional.
En la R.D. sigue influyendo en la cultura el poder social que ejerciera la dictadura trujillista. Entre otros Omega se hace llamar “El fuerte”, y Elvis Martínez, de estatura bajita, se autitula “El Jefe”.
Pero antes Elvis se agentaba con el eslogan de “El rey de las mujeres”, jactancia que tenía que resultar odiosa tanto para las féminas como especialmente para los hombres. Y todavía antes de ese mote, se había bautizado como “El camarón”, con todo lo cual indica que ni él ni quienes lo manejan saben lo que están haciendo.
Otros artistas tienen apodos con los que buscan ganarse la simpatía del público, pero además dejar asentada su impronta. Lope Balaguer, “El cantantazo”; la ícono, Casandra Damirón, “La soberana”; Frank Reyes, “El príncipe”; Fernandino Villalona y Anthony Santos, tienen el mismo sobrenombre de “El mayimbe”, en sus respectivos géneros como merenguero y bachatero, respectivamente; Millie Quezada, “La reina del merengue”, y Johnny Ventura, “El caballo mayor”.
A varios cantantes los han denominados como `rey del merengue`, entre ellos Wilfrido Vargas y a Johnny Ventura, pero a través del tiempo artistas y cronistas han reservado el título para el legendario Joseíto Mateo
Una vez en una discoteca de Brooklyn, Nueva York, me encontré con un joven merenguero que se autotilaba “El nazi”; al explicarle que con ello estaba exaltando a un genocida, y que en ese sentido si los judíos se enteraban –que por cierto en ese condado la comunidad hebrea es bastante considerable- le mandarían a mochar la cabeza, le pidió al maestra de ceremonias que cuando lo presentara lo llamara “El nacho”.
Posiblemente el muchacho se había dejado llevar por el apodo de Fausto Rey, “El niche”, que es como se llaman los afroamericanos en plan de gracejo.
¡Ay, las comas!
Posiblemente es la partícula gramatical –con cara de yo no fui- que más problemas da, tanto a avezados periodistas como a escritores de fuste. Y es que mientras por una parte puede dejar caer de bruces a un escrito, por otra desvía su significado si no es colocada adecuadamente.
Reporte en un periódico de provincia:
“La familia Camacho recordó el primer aniversario de la muerte trágica de Judas Camacho con una cabalgata de caballos que partió desde el parque público del Distrito”.
Al reportero no colocar una coma después de Judas Camacho, la impresión que da es que el pobre hombre fue atropellado por una cabalgata de caballos.
Publicidad: error garrafal.
Es una falla grande el que se coloque en una radioemisora el texto exacto de un spot comercial de televisión, pues mientras en éste medio el público está complementando en su mente el mensaje con las imágenes que apoyan al mismo, no ocurre lo mismo si solamente se está oyendo la voz de un locutor por un aparato radial.
Si el radioyente escucha que “En Sencosa usted encuentra los equipos de más alta tecnología; en Sencosa le damos servicio tanto personal como corporativo; sencosa es garantía de calidad, etc.”, no sabe a que tipo de tecnología y servicio se están refiriendo: si se trata de automóviles, estufas, neveras, tractores, computadoras, etc.
El texto radial debe seguir el hilo del televisivo para mantener en el carril apropiado la campaña promocional, pero tiene que ser descriptivo para que la idea llegue con exactitud al público. Cuando se trata de vender hay que ser claro. Olvídese de lo subliminal o de estrategia de difícil comprobación.
Una vez mas el espectáculo de tres noches puso a brillar a la República Dominicana en el firmamento de América Latina, como país de punta en lo concerniente a la música popular; cosa que estimula el turismo y la inversión foránea.
Pero no podemos dejar de ver que esta vez la Presidente no presentó a las grandes luminarias de la farándula internacional como en otras ocasiones, salvo unos cuantos, entre los que se podían contar a Juanes, Gilberto Santa Rosa y Juan Luís Guerra. Incluso de entre los 18 artistas que participaron durante esos tres días de agosto, solamente hubo una sola mujer, que fue Millie Quezada. Y con excepción de Juanes y Luís Enriquez, las demás figuras eran del patio y del traspatio: Dominicana y Puerto Rico. Con todo, nuestras sinceras felicitaciones a Rafael Minicucci, presidente de la Presidente, y a los otros ejecutivos de la empresa.
Motes que matan
Los artistas proyectan sus nombres con motes para resaltar una cualidad particular, un estilo, una condición, etc. A veces son ellos mismos y sus entornos inmediatos que promocionan sus figuras con sobrenombres para destacarse en el público; otras veces es éste último que los bautiza con un apodo ante la impresión que le produce su perfil.
Empero una cosa aparentemente trivial juega un papel importante en la imagen del artista. Por ej., Frank Sinatra era conocido como “La Voz”, por la excepcional belleza del timbre de la misma. Luís Miguel es llamado “El sol de México”, por la representación que ocupa para el país azteca. Marcos Antonio Muñíz es nombrado “El lujo de México”, por su vasta popularidad internacional.
En la R.D. sigue influyendo en la cultura el poder social que ejerciera la dictadura trujillista. Entre otros Omega se hace llamar “El fuerte”, y Elvis Martínez, de estatura bajita, se autitula “El Jefe”.
Pero antes Elvis se agentaba con el eslogan de “El rey de las mujeres”, jactancia que tenía que resultar odiosa tanto para las féminas como especialmente para los hombres. Y todavía antes de ese mote, se había bautizado como “El camarón”, con todo lo cual indica que ni él ni quienes lo manejan saben lo que están haciendo.
Otros artistas tienen apodos con los que buscan ganarse la simpatía del público, pero además dejar asentada su impronta. Lope Balaguer, “El cantantazo”; la ícono, Casandra Damirón, “La soberana”; Frank Reyes, “El príncipe”; Fernandino Villalona y Anthony Santos, tienen el mismo sobrenombre de “El mayimbe”, en sus respectivos géneros como merenguero y bachatero, respectivamente; Millie Quezada, “La reina del merengue”, y Johnny Ventura, “El caballo mayor”.
A varios cantantes los han denominados como `rey del merengue`, entre ellos Wilfrido Vargas y a Johnny Ventura, pero a través del tiempo artistas y cronistas han reservado el título para el legendario Joseíto Mateo
Una vez en una discoteca de Brooklyn, Nueva York, me encontré con un joven merenguero que se autotilaba “El nazi”; al explicarle que con ello estaba exaltando a un genocida, y que en ese sentido si los judíos se enteraban –que por cierto en ese condado la comunidad hebrea es bastante considerable- le mandarían a mochar la cabeza, le pidió al maestra de ceremonias que cuando lo presentara lo llamara “El nacho”.
Posiblemente el muchacho se había dejado llevar por el apodo de Fausto Rey, “El niche”, que es como se llaman los afroamericanos en plan de gracejo.
¡Ay, las comas!
Posiblemente es la partícula gramatical –con cara de yo no fui- que más problemas da, tanto a avezados periodistas como a escritores de fuste. Y es que mientras por una parte puede dejar caer de bruces a un escrito, por otra desvía su significado si no es colocada adecuadamente.
Reporte en un periódico de provincia:
“La familia Camacho recordó el primer aniversario de la muerte trágica de Judas Camacho con una cabalgata de caballos que partió desde el parque público del Distrito”.
Al reportero no colocar una coma después de Judas Camacho, la impresión que da es que el pobre hombre fue atropellado por una cabalgata de caballos.
Publicidad: error garrafal.
Es una falla grande el que se coloque en una radioemisora el texto exacto de un spot comercial de televisión, pues mientras en éste medio el público está complementando en su mente el mensaje con las imágenes que apoyan al mismo, no ocurre lo mismo si solamente se está oyendo la voz de un locutor por un aparato radial.
Si el radioyente escucha que “En Sencosa usted encuentra los equipos de más alta tecnología; en Sencosa le damos servicio tanto personal como corporativo; sencosa es garantía de calidad, etc.”, no sabe a que tipo de tecnología y servicio se están refiriendo: si se trata de automóviles, estufas, neveras, tractores, computadoras, etc.
El texto radial debe seguir el hilo del televisivo para mantener en el carril apropiado la campaña promocional, pero tiene que ser descriptivo para que la idea llegue con exactitud al público. Cuando se trata de vender hay que ser claro. Olvídese de lo subliminal o de estrategia de difícil comprobación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario