miércoles, 29 de junio de 2011



Revista Time, periodismo de m´da.
Oprah, un ejemplo para los nuestros
Miriam, ¿lo logrará como la Quezada?




La nueva lista de las 100 personas más influyentes en el mundo de acuerdo a la revista Time, es toda una vergüenza para el periodismo y la cultura norteamericanos. Resulta sencillamente abominable. Es la confirmación de una concepto que data de siglo, de que los Estados Unidos cuenta con mucho desarrollo económico y tecnológico, pero con muy poca ilustración del mundo.

El órgano solamente reconoce a dos latinoamericanos entre el grupo de personalidades en el sentido expuesto, cuando contamos con figuras trascendentales internacionalmente. Para muestra bástenos señalar a estos: el premio Novel de literatura Mario Vargas Llosa, los cantantes Shakira y Juan Luis Guerra. Entre los nuestros únicamente menciona al futbolista Leonel Messi y a la presidenta del Brasil Dilma Rouseff, quien apenas tiene unos cuantos meses al frente de esa nación.

Pero el colmo de la revista, tal como lo señala el periodista Andrés Oppenheimer, es que no incluye en el listado al mayor millonario del mundo, Carlos Slim, ¡quién además es uno de los propietarios de la empresa editora de ese medio! Empero nombra a personas que solamente son conocidas dentro de su mismos círculos de operacines, entre otros, a Netflix Reed Hasting, fundador de una empresa de alquiler de películas por internet.

Recordemos que hace tres años Time incluyó entre las cien personalidades de ese entonces, ¡al narcotraficante mexicano, Joaquín –El chapo- Guzmán, basada en que había acumulado una gran fortuna y porque los medios le mencionaban por su criminal historial!


Oprah, ejemplo para los nuestros

El retiro de hace pocos días de las candilejas de la archifamosa presentadora de televisión norteamericana, Oprah Winfrey, debe servir de ejemplo para la farándula latinoamericana.

Oprah ha dado ese paso al cabo de 25 años al frente de su espacio por la cadena NBC, The Oprah Winfrey Show, el cual durante todo ese tiempo alcanzó los ratings más elevados que cualquier programa de su clase haya obtenido, haciéndola multimillonaria y dándole tal nivel de fama que podría asegurarse que no hay ningún órgano de prestigio en los Estados Unidos que no le haya otorgado su mayor galardón, así como también podría asegurarse que en esa nación no hay una sola premiación de renombre que por igual no le posesionaria de su mayor trofeo.

Pero además del talento de esta negra, que nació en la pobreza y que como tal sufrió abusos físicos y psicológicos en su estado de Misisipi, es una destacada filántropa que sostiene varias obras de apoyo a la juventud a través de las artes, así como auspicia otros proyectos en ese sentido.

Sin embargo, a pesar de estar disfrutando de toda esa fama y glamur, a sus veinticinco años de actuación pública, ha decidido apagar cámaras y reflectores para entregarse a obras sociales.

Asimismo otras grandes figuras norteamericanas, en plenitud de su fama, después de un tiempo razonable, han optado por dejarles el campo a las nuevas generaciones. Tales los casos de Larry King, de hace unas cuantos meses, y el de Johnny Carson, de varios años atrás.

Empero nuestras figuras latinoamericanas aun llenas de pliegues, con sus voces carraspetosas por los años, ya sin dinamismo y brillo, insisten en mantenerse ante el escenario pasando vergüenza. No quieren percatarse de que el público hace tiempo que les cancelo su atención; esto es con los que pagan sus propios espacios, porque  los que no, esperan que sean las propias empresas donde trabajan a que les boten, para entonces caer en el ridículo de quejarse de ser víctimas de una injusticia.


Miriam, ¿lo logrará como la Quezada?

Miriam, ¿diva, con más de cincuentas años de edad? ¿Sin un buen nalgatorio?

La estimamos e incluso la admiramos –posee la boca más sensual de artista alguna del país-, pero creemos que no era el mote o la divisa más apropiada para el caso, porque sencillamente eso de diva no se lo cree ni ella misma.

Aunque ha estado apagada en los últimos años, hay que reconocerle a Miriam Cruz que ha seguido comiendo con grasa en base a su arte, contrario a muchas cantantes de su primera época que ya pasaron a mejor vida, con una que otra esporádica actuación en clubes sociales y hoteles de playa para turistas bobos.

Pero ahora la han relanzado, entendemos que manejada por Enrique, uno de los del circo, después de haber cosechado éxito en un realty show, y la mujer ha estado amenizando unas cuantas fiestas. También posee temas nuevos que suenan en la radio.

El desafío es que el boom pueda mantenerse, que el público después de volverla a probar mantenga su gusto por ella, y que no ocurra que se desilusionen con su actuación.

Miriam es atractiva, pero no posee una gran voz. La suya es agudita, aunque cálida y muy armoniosa. Empero sus cuerdas don´t have to much power.

Su intento y el de Enrique, nos recuerda a Milly Quezada, quien para los 90s estaba ya volando a ras de tierra, acudiendo a un hijo suyo para mezclar merengue con reggaeton en busca de oxigeno, sin embargo un relanzamiento ideado por su manejador Pedrito Núñez del Risco, logró que volviera al pedestal de la popularidad y desde entonces la hija del Alto Manhttan (Washington Heights) se ha mantenido en los primeros lugares.

Y obsérvese, sin vender voluptuosidad ni nada por el estilo, sino en base a su simpatía y muy particularmente a que su voz ha mantenido mucha energía y frescura.

Fausto Rey, que increíblemente ha podido conservar su voz incólume, portentosa, a pesar de haber sido reingeniado en más de una ocasión, ¡incluso con un concierto en un estadio de la capital!, jamás ha logrado volver al primer lugar. Ha tenido que aceptar la segunda división, como se dice en el fútbol soccer; eso sí, comiendo con grasa de su trabajo en bares de Nueva York y una que otras veces en su país.

Del recuerdo

Con la cantante Yanill en el desfile dominicano de El Bronx; y luego votando en plena calle de Manhattan en las elecciones de una entidad comunal.

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